El primer día del boletín
En el momento de lanzar el boletín tenemos siempre la tentación de recopilar de algún sitio un montón de direcciones de email y suscribirles sin más a ese fantástico e interesante servicio que acabamos de crear.
¡Aguanta la tentación!
De verdad. Es mucho mejor que la gente vaya suscribiéndose poco a poco. Una lista de envíos de 100 personas que se han suscrito de motu propio vale una fortuna. ¡De verdad! Esos son tus clientes más valiosos, que están a gusto contigo y que te recomendarán a otros.
Sin embargo, una lista de distribución formada por 2000 usuarios suscritos a dedo no vale demasiado. No sabemos cuántas de esas 2000 nos envían directamente a la carpeta de spam, cuántos se cabrean cada vez que reciben nuestro boletín (publicidad negativa)... En definitiva, no sabemos si de esa lista son válidos 5, 10 o 100 direcciones de correo.
Ademas, eso es spam!